viernes, 30 de septiembre de 2011

AL JOROBADO (Leopoldo Lugones, argentino)

Sabio jorobado, pide a la taberna,
Comadre del diablo, su teta de loba.
El vino te enciende como una linterna
Y en turris ebúrnea trueca tu joroba,
Porque de nodriza tuviste una loba
Como los gemelos de Roma la Eterna.

Sabio jorobado, tu pálida mueca
Tiene óxidos de odio como los puñales,
Y los dados sueltos de tu risa seca
Con los cascabeles disuenan rivales.
Tu risa amenaza como los puñales,
Como un moribundo se tuerce tu mueca.

Sabio jorobado, la pálida estrella
Que tú enamorabas desde una cornisa,
Como blanca novia, como astral doncella,
Del balcón del cielo cuelga su camisa.
Un gato me ha dicho desde la cornisa,
Sabio jorobado, que duermes con ella.

Demanda a la luna tu disfraz de boda
Y en íntimo lance finge a Pulcinela.
Pulula en el río tanta lentejuela
Para esos brocatos a la última moda,
Que en su fondo debes celebrar tu boda
Tal como un lunólogo dandy a la alta escuela.

martes, 13 de septiembre de 2011

FUNERAL BLUES (W. H. Auden, norteamericano)

Parad todos los relojes, cortad los teléfonos,
Impedid, con un jugoso hueso, que el perro ladre,
Callad los pianos y, con un apagado tamborileo,
Mostrad el ataúd, dejad que las plañideras se acerquen.
Que los aviones hagan círculos, gimoteando, sobre nosotros,
Garabateando por el cielo el mensaje: Ha muerto,
Poned crespones en los cuellos blancos de las palomas,
Dejad que los guardias de tráfico porten guantes de algodón negros.
El fue mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
Mi semana de trabajo y mi descanso de domingo,
Mi amanecer, mi medianoche, mi voz, mi canción;
Pensaba que el amor duraría siempre: estaba equivocado.
No se desean ahora estrellas: apagadlas una a una;
Olvidaos de la luna y desmantelad el sol;
Lejos verted el océano y barred el bosque.
Pues ahora de ninguna manera pueden traer nada bueno.

(Traducción: Ángel Manuel Gómez Espada)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

ALONE AGAIN (Carlos Amador Marchant, chileno)

El mar de orilla trae
espuma sucia que queda
impregnada sobre la quietud de la arena limpia.
Algo pasa.
Tus ojos, Catalina, miran hacia el horizonte.
Estás triste. Estás
ebria.
Sobre la rinconada de ese pub
tambalea tu cuerpo y bailas entre las mesas.
El mar de orilla trae espuma sucia
y tú me coges las manos.
Hay tanto ruido que no escucho
la canción Alone Again.
La gente pasa y tú desapareces te haces humo.
La espuma de tus manos queda
sobre la arena de mis manos.
Te busco y te espero en la puerta de ese pub.
Al rato apareces tambaleando
y golpeas tu cabeza entre murallas.
Te abrazas a un hombre desconocido
y desapareces de nuevo entre calles y avenidas.
Ahora escucho Alone Again
en el equipo modular de mi mente.

viernes, 2 de septiembre de 2011

EL PÁJARO (Octavio Paz, mexicano)


Un silencio de aire, luz y cielo.
En el silencio transparente
el día reposaba:
la transparencia del espacio
era la transparencia del silencio.
La inmóvil luz del cielo sosegaba
el crecimiento de las yerbas.
Los bichos de la tierra, entre las piedras,
bajo la luz idéntica, eran piedras.
El tiempo en el minuto se saciaba.
En la quietud absorta
se consumaba el mediodía.

Y un pájaro cantó, delgada flecha.
Pecho de plata herido vibró el cielo,
se movieron las hojas,
las yerbas despertaron...
Y sentí que la muerte era una flecha
que no se sabe quién dispara
y en un abrir los ojos nos morimos.